1. LA FRUTA, LA GRAN OLVIDADA
Con tanto evento y comilona se nos suele olvidar la fruta. Aprovecha los desayunos para incorporarla, por ejemplo en forma de batido verde o sobre un sencillo pudding de chía.
2. TIENES HAMBRE?
Busca y conecta con tu sensación de hambre antes de empezar a comer. Al levantarte, por la mañana, bebe agua primero y pasados unos minutos, comprueba si realmente es hambre lo que tienes y de qué: o sea, qué te pide el cuerpo.
3. SALUD PARA EL CUERPO, LA MENTE Y EL ALMA.
Cuando hablamos de Navidades saludables no nos referimos solo a lo que vamos a comer o a dejar de comer; la salud lo engloba todo. Por eso, conectemos con el verdadero significado que tiene la Navidad para cada uno de nosotros y hagamos de ese mensaje un «mantra» para tenerlo presente en estas fechas.
4. LA COMIDA NO LO ES TODO.
Alrededor de la mesa es donde sucede la vida en estos días, no sólo donde se come. En este sentido, aprovecha para enfocarte no sólo en los alimentos si no en lo que está sucediendo alrededor de ellos, en los encuentros, en las personas. Habla con tus amigos, pregunta a tu abuela, a tu tío, a tu hermano… cuenta sobre ti, pero también escucha y empatiza, y sobre todo sonríe.
5. CÓMO ALIGERAR LAS COMILONAS.
Si preparas tú la comida opta por entrantes más ligeros, repletos de vegetales y verduras ricos en nutrientes (como la ensalada que tienes aquí). Si eres tú el invitado, elige lo que más te guste primero, saboréalo, y piensa antes si realmente te apetece repetir o prefieres probar de otra cosa. Cuando te estén sirviendo, si no quieres una ración tan grande o prefieres no comer de algo, dilo con cariño y respeto: es una forma de cuidarte. Mastica con calma, varias veces antes de tragar. Deja los cubiertos entre bocado y bocado. Todo esto te ayudará a comer lo que verdaderamente necesitas, sin pasarte, y sobre todo a disfrutar de los demás y de la experiencia gastronómica.
6. CONECTA CON TU SENSACIÓN DE SACIEDAD.
Date cuenta de cuando ya estás saciado, y evita animar a otras personas a que sigan comiendo: respetando a los demás nos respetamos nosotros mismos.
7. QUE NO SE TE OLVIDE EL AGUA.
Si bebes alcohol, intenta hacerlo saboreando cada trago, como si fueras un gourmet. Bebe agua en ayunas, a media mañana, con las comidas… que tu copa o vaso de agua acompañe siempre cada comida, aunque también tomes vino, cerveza o cava. El agua nos hidrata y nos ayuda a desintoxicar el cuerpo de los excesos; es muy buen momento tomarla en ayunas, y aprovechar para dar un tiempo al organismo antes de volver a ingerir.
8. CONECTA CON LA ABUNDANCIA QUE YA TIENES.
Cada noche, antes de dormir, escribe en un pequeño cuaderno una frase de agradecimiento por algo que te haya sucedido en el día. Las Navidades por defición son época de excesos y de consumismo exacerbado (de regalos, de comidas, de bebida, de encuentros…) y todo exceso conecta con la falta, con la ausencia: compro, consumo, ingiero cuando algo me falta. Conectar con la abundancia de lo que ya somos y lo que ya tenemos nos ayuda a sentirnos «saciados» interiormente y a consumir menos.
9. MUÉVETE.
Si el ejercicio y el deporte ya forma parte de tu vida diaria, no lo olvides en estas fechas. Quizá no te apetezca hacerlo con tanta asiduidad, pero al menos trata de no pasar de cien a cero. Igual no te apetece ir al gimnasio, pero puedes hacer planes con los amigos o la familia, como una caminata por el campo, salir a pasear y ver las luces, o ir a pasar el día al monte a recolectar tronquitos y piñas para los peques. Y si el deporte no forma parte de tu día a día, tal vez estas fechas puedan ser el impulso que necesitas, ya que con las vacaciones tendrás un poquito más de tiempo. Movernos nos activa y nos produce sensación de bienestar (al liberarse hormonas como la sertonina y la dopamina que nos hacen sentirnos bien), y cuando lo hacemos conectamos también con nuestro autocuidado, de forma que somos capaces de realizar decisiones más conscientes en el día (como por ejemplo las relacionadas con la alimentación).
10. Y LA MÁS IMPORTANTE…
Disfruta del calorcito de la familia y el hogar, de los amigos, de las charlas, las risas, los abrazos… Escucha y contempla la belleza e inocencia de los niños, celebra con ellos la vida y la familia y embriágate de su magia y su ilusión.
(Foto de portada: getty images)
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